El BCE aprueba la mayor subida de tipos de su historia: 0,75 puntos, hasta el 1,25%.

El BCE aprueba la mayor subida de tipos de su historia: 0,75 puntos, hasta el 1,25%.

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  • El banco central prioriza la lucha contra la inflación al riesgo de recesión y también volverá a pagar los bancos por sus depósitos
  • La autoridad monetaria prevé seguir encareciendo el dinero en sus próximas entre una y tres reuniones de octubre, diciembre y febrero
  • ¿Qué implica una subida de tipos de 0,75 puntos?

El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido las expectativas mayoritarias y ha aprobado la mayor subida de los tipos de interés oficiales de la zona euro en sus 23 años de vida para combatir la inflación más alta en cuatro décadas. El consejo de gobierno de la autoridad monetaria ha elevado este jueves el precio del dinero en 0,75 puntos, con lo que el tipo de referencia para la financiación de hogares, empresas y estados queda en el 1,25% (su nivel más alto desde noviembre de 2011). Las cuotas de las hipotecas y los tipos de los nuevos créditos, por tanto, continuarán la escalada que iniciaron a finales del año pasado.

https://www.ecb.europa.eu/stats/policy_and_exchange_rates/key_ecb_interest_rates/html/index.en.html

Además, el banco central volverá a pagar un interés a los bancos por guardarles el dinero (0,75%) por primera vez desde diciembre de 2011, medida destinada a drenar liquidez de la economía y que llevará a las entidades a comenzar a pagar por los depósitos. No serán las últimas subidas del BCE: su presidenta, Christine Lagarde, ha confirmado que prevé seguir encareciendo el dinero en las próximas entre una y tres reuniones del consejo (octubre, diciembre y febrero). El objetivo es alcanzar un nivel de tipos que ha dicho desconocer pero que, ha advertido, todavía está «muy lejos» del 1,25% actual.

Por si fuera poco, Lagarde también ha dejado la puerta abierta a discutir más adelante una reducción del balance del banco central (dejar de reinvertir la deuda comprada en los últimos años), lo que encarecería aún más la financiación. Todo ello acompañado con una puya a las autoridades políticas para que también tomen medidas antiinflacionistas como la propuesta de reforma eléctrica de la Comisión Europea, que ha apoyado: «Otros tienen que hacer el trabajo, pero nosotros haremos el nuestro».

Más IPC

El mensaje es claro: «La inflación sigue siendo excesivamente elevada y es probable que se mantenga por encima del objetivo durante un período prolongado«. El IPC de la zona euro alcanzó en agosto su noveno máximo histórico de los 10 últimos meses, desde el 8,9% de julio al 9,1%, y el BCE ha revisado «significativamente al alza» sus previsiones. Ahora estima un 8,1% de media en 2022, 5,5% en 2023 y 2,3% en 2024, frente al 6,8%, 3,5% y 2,1% que calculó en junio.

La inflación, así, se aleja de su objetivo (2% a medio plazo) al cierre del escenario de tres años sobre el que basa sus decisiones. La presión para que suba tipos aumenta por el fuerte encarecimiento de la energía y los alimentos, su extensión a otros productos y servicios, la caída del euro frente al dólar (los precios internacionales de la energía se pagan en la moneda estadounidense) y los aún existentes cuellos de botella en los suministros.

Menos PIB

La actividad económica sufre las consecuencias de la inflación y el alza de tipos. Aunque el paro de la eurozona está en mínimos (6,6% en julio) y el PIB sigue creciendo (0,8% en el segundo trimestre frente al anterior), algunos indicadores adelantados de actividad de distintos sectores económicos apuntan hacia una contracción. En sus previsiones de julio, el BCE calculó que la economía de la zona euro crecería un 2,8% este año, un 2,1% el próximo y en 2024, pero ahora estima un 3,1%, 0,9% y 1,9%, respectivamente.

La primera parte de 2022 ha ido mejor de lo esperado, pero el BCE augura una «desaceleración sustancial», con un débil crecimiento del 0,1% durante el verano y un «estancamiento» durante el cuarto trimestre (-0,1%) y el primero de 2023 (0%). Y eso en el escenario que hoy por hoy considera más probable. En el negativo (que incluye un corte total del suministro de gas ruso y de otros proveedores y racionamientos en el consumo energético), el PIB entraría en recesión el año que viene (2,8%, -0,9% y 1,9%).

La única noticia relativamente positiva es que el banco central no prevé un impacto masivo de la desaceleración económica en el empleo. Así, ha reducido mínimamente su previsión de paro para este año gracias a la buena evolución del segundo trimestre (del 6,8% al 6,7%), apenas ha variado la del año que viene (del 6,8% al 6,9%) y solo ha subido ligeramente la de 2024 (del 6,7% al 7%). Este escenario, eso sí, también le da más margen para subir tipos.

Unanimidad

La lucha contra la espiral inflacionista, en resumen, se ha impuesto a los temores a la recesión. Ya lo adelantaron algunos de los miembros más influyentes del consejo de gobierno, como la alemana Isabel Schnabel, si bien otros, como el irlandés Philip Lane, habían apostado por un alza más gradual de los tipos. Al contrario de lo que sucedió en julio, con todo, los consejeros han decidido lanzar un mensaje de unidad. Después de «discutir distintos puntos de vista», han aprobado la subida de tipos por unanimidad en lugar de por consenso, según ha desvelado Lagarde.

Lo cierto es que de haber aprobado una subida de 0,5 puntos (la otra posibilidad que estaba sobre la mesa y que hasta hace unas semanas parecía la más probable), el banco central corría el riesgo de decepcionar a buena parte del mercado, que esperaba una acción contundente por su parte para doblegar una inflación disparada. De hecho, las bolsas europeas han cerrado con subidas (0,78% el Ibex 35) tras algunas dudas iniciales, si bien los intereses de la deuda pública también han repuntado (por encima del 2,8% en el bono del Tesoro a 10 años) ante el encarecimiento de la financiación de los estados.